Comida rica, abundante y saludable

/ julio 19, 2018/ Proyecto educativo

En las escuelas infantiles Trastes el servicio de comedor es una parte primordial de las rutinas de la jornada. El momento de comer es momento de aprender, y en ello se centran nuestras educadoras y el personal de cocina a esa hora del día. Son numerosos los escolares que realizan comidas en el centro, pero sin duda el almuerzo es la más importante, porque supone la principal ingesta de alimentos del día.

Nuestras escuelas cuentan con una cocinera que cada día prepara los menús, diseñados mensualmente por especialistas en nutrición. Los menús de Trastes, como se puede ver en el apartado correspondiente de la web de cada centro, están determinados de forma específica atendiendo a las necesidades nutricionales de cada grupo de edad (Menú Grumete para los que toman purés y Menú Capitán para los que ya comen alimentos sólidos). El menú único (puré) incluye en el plato 330 g. Cuando hay dos platos, el primero consta de 200 g y el segundo de 150 g.

El primer objetivo del servicio de comedor de Trastes es que los niños y niñas coman bien. Una buena alimentación es el pilar básico en primer lugar para que estén sanos, y también para que en cada jornada puedan contar con la energía y buen ánimo necesarios para el aprovechamiento del proyecto educativo.

Como es obvio los escolares de estas edades necesitan ser apoyados en el momento de la comida, pues esta está relacionada con numerosos aprendizajes que serán relevantes para su futuro, en diversos ámbitos: higiénico-sanitario, hábitos saludables e integración social.

  • Manejo adecuado de los cubiertos y de la servilleta.
  • Postura adecuada en la silla.
  • Actitud frente a los distintos alimentos (predisposición a comer cosas nuevas, alimentación variada).
  • Normas de cortesía en la mesa.
  • Aseo previo y posterior.

Los mencionados puntos han de conducir a una positiva predisposición de los niños y niñas hacia el momento de la comida. El atractivo de este momento no viene dado únicamente por el apetito que sientan (o no), sino porque el almuerzo ha de constituir un espacio de encuentro agradable para ellos, sin estrés, en el que se produzca comunicación e interacción entre ellos y con sus educadoras. Es importante que en casa cuidemos también estas pautas, para favorecer de forma conjunta que la relación de los pequeños con la comida sea saludable y positiva. Por supuesto una norma fundamental es evitar acostumbrarlos a comer con la televisión o cualquier otro tipo de dispositivo.

En la escuela durante todo el proceso del almuerzo adoptamos rutinas que favorecen su autonomía, ya desde el reparto de baberos. Los más mayores pueden ayudar a repartirlos y a ponérselos unos a otros. Posteriormente la educadora les ayuda a ajustarlos correctamente. Aunque lo que se busca es que sean progresivamente más independientes, los escolares son asistidos en todo momento para que coman correctamente. Comen solos los alumnos que son capaces de manejar correctamente el cubierto y que tienen iniciativa. Al resto, por turnos, hay que ayudarles. No se queda ningún alumno desatendido en la mesa.

Durante la comida establecemos conversación con los niños y niñas, recordamos canciones aprendidas en el aula y en todo momento les incentivamos a que vayan metiendo nuevos bocados. Las educadoras están pendientes de los que se quedan rezagados, para despertar su atención sobre algo y que sigan avanzando con el plato. Hay niños a los que les entra el sueño durante la comida, otros que se distraen fácilmente…

Tenemos un cuidado extremo con el uso de los cubiertos, puesto que no debemos usar el de un alumno en el plato de otro. Las educadoras cuentan con cubiertos limpios por si tienen que cortar la comida de los escolares, pues el plato debe ser colocado ante ellos con la comida ya convenientemente troceada.

Por supuesto el mensaje principal es que hay que comer de todo. Siempre hay preferencias con los ingredientes del plato. Así que en muchas ocasiones aunque los escolares sean muy autónomos hay que ayudarles a terminar. Al finalizar la comida, toca la rutina del aseo. Normalmente primero van los pequeños (algunos de estos necesitarán ir a descansar lo antes posible, y muchos mayores que comen solitos aún estarán terminando de comer). Hay que hacer pis, cambiar el pañal, lavarse la cara y las manos y, por último, lavarse los dientes.

En la imagen superior podéis observar un momento de la comida en Trastes Oroso (A Coruña).