La importancia del proceso de adaptación a la escuela infantil

/ septiembre 6, 2017/ Escuela de familias, Proyecto educativo

Comienza el nuevo curso escolar, y muchas familias afrontan la etapa a veces estresante de la adaptación de su hijo a la escuela infantil. En ocasiones las familias acuden a la escuela infantil con escaso o nulo tiempo de margen, porque tienen que incorporarse al trabajo de forma inmediata. Ante la posibilidad de que busquéis los servicios de una escuela infantil es necesario tener en cuenta que el proceso de adaptación es esencial para el bienestar del niño. Si la adaptación se hace de la forma adecuada, el proceso no será estresante y el pequeño contará con tiempo suficiente para asumir gradualmente a los cambios en su rutina. En la red de escuelas Trastes el proceso de adaptación comienza con una estancia en el centro de 15 minutos, y va aumentando cada día de forma progresiva en función de la evolución del alumno, pues cada niño y sus circunstancias son distintas.

Los cambios que se afrontan en este proceso están explicados de forma detallada en el libro Adaptación a la escuela infantil (link is external), de Laura Alpi (editorial Narcea). Este manual nos explica la importancia de las personas que intervienen en la adaptación:

Los niños y niñas que por primera vez experimentan un sistema de referencia distinto del familiar.
Los padres y madres que hasta ese momento han representado la figura de referencia privilegiada de la que el niño empieza ahora a separarse.
La educadora (o grupo de educadoras) que se presenta al menor como “nuevo punto de referencia” y asume la responsabilidad de facilitar la separación a través del nacimiento de un nuevo vínculo de confianza.
En la fase de acercamiento a la escuela, los protagonistas tienen la oportunidad recíproca de conocerse, comprenderse, comunicar e intercambiar informaciones y sentimientos. La escuela tiene como objetivo facilitar el primer encuentro y los sucesivos. Por ello la visita previa de los padres a la escuela es importante para que conozcan el ambiente y con el mayor detalle posible el proyecto educativo y la organización diaria.

La confianza se construye cuando se inicia la separación del niño de sus padres. Los padres sienten que pueden entregar el niño a la educadora y esta que puede asumir la responsabilidad de dar continuidad a la experiencia familiar, compartiéndola sin dividirla. Los padres han de preparar al niño para la separación transmitiéndole confianza en las educadoras y en el nuevo contexto que lo acogerá. En función de la edad del pequeño, le explicarán por qué lo van a llevar a la escuela y que irán a recogerle cada día, para evitarle la sensación de abandono.

La tutora, después de haber conocido al niño a través de lo que le han contado los padres, se pone a su lado, ofreciéndole la posibilidad de experimentar la relación de confianza que existe entre los adultos que se ocupan de él. Observa lo que sucede entre ese alumno y sus padres para descubrir actitudes que puedan facilitar la relación y dar continuidad a la experiencia. Por eso es tan importante para los centros Trastes que las familias respondan al informe diario de la educadora, apuntando datos de interés sobre la jornada inmediata del pequeño (¿Ha descansado regular la pasada noche? ¿No ha desayunado bien? ¿Ha tenido un episodio de diarrea la tarde anterior? ¿Ha tenido una visita familiar especial?) La educadora utilizará esa información para entender la actitud del alumno y, en función de su edad, preguntarle por lo que ha vivido el día anterior.

Cuando la relación entre educadoras y padres encuentra su estabilidad y el niño empieza a identificarse en relación con la familia y con la escuela se produce la etapa de pertenencia. La comunicación escuela-familia es esencial para que el alumno aproveche el proyecto educativo y se le permita construir relaciones significativas con los compañeros y con los adultos, así como reconocerse como sujeto activo dentro del grupo.