El alumnado de las escuelas infantiles Trastes trabaja en las actividades académicas correspondientes a cada curso escolar, pero además colabora en las tareas rutinarias semanales del centro. Esta colaboración se incluye también en nuestro proyecto educativo y forma parte de las áreas de valores y conocimiento del entorno. Un ejemplo es el cuidado de las mascotas de la escuela, y hoy os mostramos como ejemplo esta imagen de Trastes Oroso (A Coruña), donde tienen dos tortugas.
Asistidos por la educadora y por turnos, todo el alumnado de 2 a 3 años se ocupa del cuidado de las mascotas. Hay que darles de comer a diario, en ocasiones mover el acuario para que puedan estar al sol en el patio, cambiarles el agua… Y de vez en cuando toca ducha. Les encanta, tanto a los escolares como a las tortugas, no hay más que ver cómo estiran el cuello hacia el chorro de agua fresquita.
Con este tipo de actividades los niños y niñas aprenden a adquirir responsabilidades, tanto como parte de un equipo al ocuparse de tareas del centro (y en casa, del hogar) como respecto a lo que significa cuidar de los animales. Desde el área de valores concedemos mucha importancia a ambos aprendizajes. Buscamos incentivar el desarrollo de personas con iniciativa que compartan de buen grado y desde la igualdad los trabajos que hay en el seno de la familia, por eso es muy importante que interioricen que hay que colaborar en aquellas tareas que nos implican a todos, como es el caso del orden y la limpieza.
Como es lógico, cada niño podrá ayudar en la medida de sus posibilidades, en función de su edad y destreza. Es muy conveniente reforzar esto desde casa, con tareas sencillas a su alcance, como puede ser meter su ropa en la lavadora o en la cesta de la ropa sucia, o separándola por colores antes de lavarla o por tipos de prendas para su posterior guardado una vez seca. Pueden ayudarnos a poner cubiertos en la mesa o en el cajón tras su lavado, y desde luego siempre a recoger sus juguetes o a poner su calzado o su mochila en su sitio.
Con los animales, se trata de lo mismo, pero haciendo hincapié en que estamos cuidando de seres vivos, de cuyo bienestar somos responsables. Por ello debemos manipularlos con sumo cuidado y prestar atención a sus reacciones. Es mucho más difícil cuidar de un animal, porque tenemos que acordarnos de muchas cosas durante el día: ¿Le hemos puesto de comer y de beber? ¿Le hemos sacado a dar un paseo o a la terraza para que tome un rato el sol? ¿Tiene aspecto de cansado o pachucho? Con los animales no solamente trabajamos los valores del amor y el respeto por la naturaleza, sino también la inteligencia emocional, pues interviene de forma importante el desarrollo de la empatía (la capacidad de ponerse en el lugar del otro y prestar atención a sus sentimientos).