Seguro que uno de los primeros juegos que has disfrutado con tu bebé es el clásico “cucú”. Frente al bebé, nos tapamos la cara con las manos o con una manta y le decimos cucú con una sonrisa al descubrirla de nuevo. El bebé muestra sorpresa y disfruta con este reencuentro una y otra vez.
Sin darnos cuenta, estamos poniendo en práctica un ejercicio que sirve al infante para adquirir la conciencia de la permanencia del objeto. Este conocimiento permite al pequeño ser consciente de que las cosas o las personas siguen existiendo aunque no estén a la vista. Hay investigadores que sostienen que esta conciencia es innata en las personas, pero otras corrientes de estudio consideran que este conocimiento se va adquiriendo de forma progresiva hasta aproximadamente los dos años de edad.
De hecho, una de las investigaciones más conocidas en este ámbito fue realizada por el psicólogo y biólogo suizo Jean Piaget, experto en desarrollo infantil. Este prestigioso epistemólogo (estudioso del conocimiento) fue el primero en analizar la permanencia del objeto en la primera infancia. Sostuvo que la adquisición de este conocimiento es uno de los logros más importantes del bebé.
Piaget realizó estudios de observación con bebés de distintas edades, a los que mostraba un juguete que posteriormente ocultaba con una manta. Estableció que, en una primera instancia, cuando el objeto “desaparece” el bebé se muestra confuso, o inactivo. El estudioso concluyó que en esta etapa madurativa el infante entiende que el objeto que no está presente simplemente ya no existe. Por lo tanto, desaparece su interés en el mismo.
Por el contrario, Piaget analiza que cuando un niño o niña ha comenzado a desarrollar la conciencia de la permanencia del objeto, trata de recuperarlo cuando el adulto lo oculta. El psicólogo observó que la reacción del bebé es muy distinta: cuando el juguete desaparece no permanece estático, sino que trata de agarrar la manta para retirarla o recuperar lo que hay debajo. El experto deduce, entonces, que en este estadio del conocimiento el bebé ha aprendido que los objetos o las personas siguen existiendo aunque no los pueda ver.
En su teoría del desarrollo cognitivo, Piaget establece que los bebés desarrollan la comprensión de la permanencia del objeto en función de su desarrollo motor, que hace posible que el menor pueda vincular las representaciones táctiles, visuales y motoras de los objetos. Así, deduce que los bebés desarrollan este conocimiento a través del tacto y la manipulación. De ahí que materiales de juego como el de la imagen superior, de Trastes Mos (Pontevedra), sean tan útiles para el desarrollo de los niños y niñas de menos de un año.
Según Jean Piaget, existen seis etapas en el desarrollo de la permanencia del objeto. El esas seis etapas, que se suceden desde que nace hasta los dos años de edad, el pequeño pasa de descubrir sus manos y pies, a entender la permanencia de un objeto a su alcance y posteriormente razonar dónde puede estar aunque haya sido desplazado fuera de su campo perceptual.
¡Cuantas cosas aprenden los bebés en poquísimo tiempo! Y más cuando reciben la estimulación adecuada.