En esta era que vivimos de hiperconsumismo y tecnología, a veces nos olvidamos de que cosas simples no sólo entretienen a los niños, sino que les permiten aprender un montón. Esta imagen de Trastes Poio-Pontevedra es un ejemplo. Vemos a niños y niñas de 2 a 3 años de la escuela pasando un rato de lo más entretenido con macarrones y unos palitos insertados sobre una base de plastilina. ¿Objetivos? ¡Pues muchos! El primero de ellos ejercitar la psicomotricidad fina, la que hace posible que hagamos movimientos de precisión con nuestras manos y dedos. Además, los niños y niñas trabajan la coordinación ojo-mano, así como la concentración, ya que hay que estar muy atentos para meter correctamente el macarrón en el palito.
Como en todas las actividades de la escuela, hay objetivos transversales comunes a la mayoría de actividades: aquellos relacionados con el compañerismo y los buenos modales. Hacemos turnos, vemos cómo practica el compañero, celebramos que lo ha hecho bien, lo animamos a que lo vuelva a intentar…
¡Cuántas cosas podemos aprender jugando con macarrones!