En verano tampoco paramos… de jugar!
En Trastes la actividad educativa nunca para, y por su puesto tampoco en verano. Aunque hace unos días celebramos en nuestros centros el “fin de curso” tradicional, tras la finalización del tercer trimestre y la entrega de evaluaciones correspondiente, en realidad nuestro año lectivo se prolongará todavía hasta el 31 de agosto.
Los niños y niñas que hacen uso de nuestros servicios en la temporada estival seguirán disfrutando durante las próximas semanas de nuestra rutina lúdico-educativa, si bien aderezada con ingredientes vacacionales, propios de la estación. El agua y las actividades refrescantes son protagonistas, así como los juegos en el exterior cuando el sol no aprieta demasiado.
El alumnado de todas las edades participa en actividades de estimulación sensorial y psicomotricidad que les permiten disfrutar y refrescarse: manipular o trasvasar objetos en recipientes con agua; experimentación con gelatina, chocolate, yogur; juegos para salpicarse (lanzamiento a dianas en el agua o pesca en el agua), juego con aspersores, burbujas, esponjas…
El apartado creativo también se complementa con el refrescante, tanto en espacios exteriores como en el interior, porque texturas como la gelatina y el chocolate nos permiten experimentar con discriminación cromática. Con agua coloreada podemos realizar propuestas tan divertidas como pintar con hielo de colores.
En el área de conocimiento del entorno siempre trabajamos sobre las características propias de cada estación. El clima, la vida de las plantas en esta época, los animales que relacionamos con el verano… Estar fuera en contacto con la naturaleza, tanto para su observación como para actividades de la huerta es una actividad con la que el alumnado disfruta desde el primer año de vida.
Un aspecto importante en relación con esto es la alimentación. Las actividades del verano no pueden ser ajenas a los placeres del paladar veraniegos, de los que nos valemos para hacer actividades de cocina divertida y maravillosas meriendas. Con ellas no solo experimentamos con nuestros sentidos, sino que aprendemos hábitos de alimentación saludable.
El verano nos conduce a menudo a hablar de la naturaleza y del mar. Ponemos en relación estos temas con la necesaria promoción de la conciencia ecológica, pues la naturaleza y sus recursos acuíferos son esenciales para la vida en nuestro planeta. Disfrutamos de la naturaleza y aprendemos a dejarla en el mismo estado en que la encontramos, libre de residuos, y sin molestar a los animales que la habitan.