La estimulación táctil es muy importante para los niños y niñas pequeños, pues ejercita un sentido que canaliza muchísima información. El tacto es un sentido primordial en los primeros meses de vida, prueba de ello es el hecho de que los bebés todo lo quieren tocar y todo quieren llevárselo a la boca. La integración adecuada de los estímulos sensoriales es esencial para el correcto desarrollo y bienestar del pequeño. Mientras los otros sentidos aún están en fase de desarrollo, el tacto es su sentido primordial. Durante los primeros meses perciben la información a través de su piel de forma pasiva (y un elemento fundamental es el contacto con sus padres). A partir de los 6 o 7 meses comienzan una etapa de exploración más activa, desde el momento en el que toman la iniciativa para alcanzar y agarrar objetos.
En esta imagen os mostramos un trabajo de estimulación sensorial de Trastes A Grela (A Coruña), donde se pusieron a disposición del alumnado varias pelotas de diferentes tamaños, pesos y texturas. En casa se puede reproducir de forma muy sencilla este tipo de experimentación, buscando objetos que por su tamaño y forma sean adecuados para la manipulación del niño sin presentar ningún peligro, y que constituyan ejemplos dispares de formas, texturas y pesos: duro-blando, ligero-pesado, suave-rugoso, redondo-cuadrado… Al tiempo que descubren sensaciones van percibiendo el mundo que les rodea.
El sentido del tacto cumple una doble función:
- Protección, dado que permite responder a estímulos potencialmente nocivos con movimiento y aumento del nivel de alerta (pensemos en objetos o sustancias demasiado calientes, punzantes, resbaladizas, irritantes…)
- Discriminación, pues permite la interpetación de las características temporales y espaciales del estímulo para que se activen otras funciones cognitivas (imaginemos lo difícil que resultan muchísimas tareas cotidianas cuando nos ponemos guantes).