La mayoría de las familias sienten preocupación sobre el momento en que su hijo o hija aprende a leer. Lo más habitual es que la preocupación surja cuando el escolar pasa de Infantil a Primaria. Los currículos para ambos cursos establecidos por la ley educativa son incongruentes, y mientras muchos profesores de Infantil sostienen que los niños deben tener su tiempo de maduración y no tienen por qué finalizar 6º de Infantil leyendo, lo cierto es que el currículo de 1º de Primaria está pensado para escolares ya iniciados en la lectoescritura. Se produce un salto que coge a muchas familias por sorpresa, y comienza entonces el apremio por que su hijo o hija aprenda a leer lo antes posible. No obstante, el aprendizaje de la lectoescritura efectivamente ha de tener sus tiempos, y es conveniente pensar en ellos años antes de que el niño llegue a Primaria.
El reputado pedagogo castellanomanchego Jesús Jarque recomienda una serie de actividades para prepara a los niños y niñas para leer. Se trata de actividades que se pueden realizar en la mayoría de los casos a partir de los dos años e incluso antes. Dichas estrategias están basadas en las investigaciones realizadas por especialistas en la alfabetización emergente, especialmente en los autores Maryanne Wolf(link is external) (autora de Cómo aprendemos a leer) y Juan E. Jiménez.
Jesús Jarque subraya la importancia de las siguientes actividades:
Leerle cuentos. Esta costumbre es vital porque el niño asocia la lectura a ese momento especial con papá o mamá. El cuento debería ser leído cambiando voces, para que el niño a través de nosotros capte la emoción que las líneas escritas son capaces de transmitir. A medida que va creciendo, es importante explicarle las posibles metáforas o expresiones que se usan en el relato, para que pueda entender lo máximo posible del contenido, e irse adentrando cada vez más en el conocimiento del lenguaje.
Usar el libro. Hay cosas que nosotros damos por hecho a la hora de leer que también deben ser explicadas poco a poco, como es el sentido de la lectura, por dónde se empieza a leer el libro y dónde finaliza, para qué sirven los espacios y signos de puntuación… La lectura de cómics es muy reveladora en este aspecto, pues nos evidencia de forma muy clara que nuestros hijos no conocen “las normas de circulación” de la lectura: de arriba abajo y de izquierda a derecha.
Nombrar las letras. Ya sabéis que en Trastes hacemos muchas actividades relacionadas con las letras y los números. En casa debemos reforzar esto y llamar su atención sobre las letras, pero de forma individual, para no abrumar al pequeño. Durante unos días podemos hablarles sobre una letra que hace un sonido especial, y fijarnos en ella durante la lectura o en los momentos en los que surja a nuestro alrededor (letreros, folletos…)
El pedagogo y orientador Jesús Jarque nos recomienda también jugar con rimas y aliteraciones (repeticiones de palabras o sonidos). Esto sirve para que el niño vaya tomado conciencia de los sonidos del habla. En este enlace podéis consultar numerosos ejemplos de aliteración.
Aprender el nombre de las cosas. En definitiva, contribuye a que aprendan nuevas palabras, lo que mejora su vocabulario y contribuye a facilitar su futura lectura. Para cualquiera de nosotros es más sencillo leer una palabra que ya conocemos que una que nunca antes habíamos escuchado o pronunciado. Así pues, enseñemos nuevas palabras y cómo se relacionan entre ellas. Si nos pregunta qué es el golf, podemos hablarle de los deportes y de otros nombres de deportes…
Hablar durante las comidas. De forma recurrente solemos ser aconsejados sobre evitar durante las comidas tener la televisión u otros dispositivos conectados. Las comidas son un momento esencial para estar en familia y comunicarnos con nuestros hijos. Mantengamos conversaciones con ellos y aprovechemos las circunstancias para dejar que se expresen sin prisas.
Atención a los oídos. Hay niños y niñas que tardan en pronunciar correctamente determinados sonidos simplemente porque no los perciben con claridad. Si el pequeño no oye bien, no puede escucharnos bien y, por ende, no sabe cómo es el sonido correcto de determinadas palabras.
Hábitos de la familia. Es evidente que el principal aliciente para que el niño aprenda a leer con facilidad es que le interese hacerlo. Ver a sus padres o hermanos mayores disfrutando de la lectura es un factor fundamental, así como observar el libro como un entretenimiento y no como “deberes”. Los libros han de estar presentes entre los regalos en las fechas especiales, y formar parte del tiempo de ocio familiar, tanto en casa como en actividades fuera, como pueden ser cuentacuentos o visitas a la biblioteca.
Para encontrar más materiales de interés en relación a la preparación de los pequeños hacia la lectura os recomendamos que visitéis la página web de Jesús Jarque García, www.familiaycole.com