En el Día del Libro nos acordamos necesariamente de las actividades que solemos programar para conmemorar esta preciosa fecha. En los centros cuya ubicación lo permite una de las actividades habituales es la visita a la biblioteca. ¿Vosotros habéis llevado a vuestro bebé o vais con vuestros pequeños a la biblioteca? Nunca es demasiado pronto para ello y descubriréis cuánto les gusta.
La mayoría de las bibliotecas disponen de áreas específicas para los más pequeños, incluso zonas para bebés, con libros aptos para su manipulación. Son lugares ideales para que los niños y niñas descubran la lectura como fuente de diversión y descubrimiento. Nos permiten poner a su disposición multitud de títulos de todo tipo a través de los cuales interiorizan la literatura como un mundo de gran amplitud, fuente de diversión para todo tipo de gustos. En el caso de los bebés, no olvidemos que también contribuyen a ejercitar la psicomotricidad fina. Para ello contamos con ejemplares de cartón, de plástico (aptos para el baño), con pestañas para descubrir… Su primer reto es abrirlos y aprender a pasar sus páginas.
Convertir a nuestros hijos e hijas en futuros lectores requiere necesariamente de que vivan el ejemplo en casa. En la primera infancia el recurso esencial es la lectura de cuentos. La lectura de un cuento por parte de los padres o de los abuelos es para el menor un momento mágico por diversos motivos:
Atención plena
Cuando le leemos un cuento estamos haciendo algo lúdico de forma exclusiva para el niño. Si somos francos, a lo largo del día cuidamos todo el tiempo de nuestros hijos, pero son pocos los ratos que pasamos jugando con ellos, divirtiéndonos con ellos de forma exclusiva. Los vestimos, bañamos, cambiamos, alimentamos, transportamos… Pero nuestras obligaciones diarias de todo tipo siempre ponen trabas a pasar tiempo relajado con los niños y niñas, simplemente con ellos, participando en su juego. Cuando les leemos un cuento creamos un tiempo de atención especial, que para los pequeños es muy valioso.
Desarrollo del lenguaje
La lectura es un momento fundamental de transmisión de conocimientos para el desarrollo de su lenguaje. Es muy importante hacer con expresividad la lectura del texto, acusando el tono de voz en momentos de sorpresa o acción, simulando decaimiento para expresar lentitud, tristeza… Cuando leemos a los pequeños hemos de ser un poco actores, pues transmitimos con la voz, rostro y cuerpo todo aquello que el vocabulario todavía no les comunica. Hemos de tener en cuenta que tienen miles de palabras por aprender.
Aunque no somos conscientes de ello, cada vez que les leemos un cuento estamos usando palabras que ellos aún desconocen, de ahí que sea tan importante apoyar el texto con nuestra escenificación. Nuestros “espectadores” sin darse cuenta están interiorizando un montón de palabras nuevas, que se van incorporando poco a poco en su futuro vocabulario.
Expresión oral
Directamente en relación con el punto anterior, está la importancia de la lectura de cuentos para el desarrollo de la expresión oral. Los títulos para los más pequeñines abundan en historias con frases que se repiten a lo largo del cuento, en muchas ocasiones con onomatopeyas para transmitir los ruidos de animales, sonsonetes, rimas… Estas palabras que se repiten son muy útiles para incitarles a que las repitan y aprendan a reproducir los distintos fonemas.
Seguramente habréis comprobado que cuando un cuento les gusta quieren que se lo leamos una y otra vez. Aunque desde el punto de vista del adulto parezca extraño, en la infancia resulta muy atractivo escuchar una historia que ya se conoce previamente. La expectación del niño ya se anticipa a los momentos clave del cuento, y se duplica su disfrute. Es igual que cuando los adultos vamos a un concierto: solemos disfrutar más de los temas que sabemos que de los que no conocíamos previamente.
Conocimiento del mundo y de sí mismos
Los libros son cauce de conocimiento de todo tipo. A través de ellos los pequeños lectores se ven reflejados, tanto en su propia rutina como en una posible singularidad. En los cuentos aprenden sobre su propio cuerpo, hábitos diarios, relaciones familiares… Hay títulos que les acompañan en retos como afrontar miedos, esperar un nuevo hermano, retirar el pañal, probar nuevos alimentos…
Sin duda los temas que tocan los cuentos son infinitos y ofrecen una multitud de oportunidades para que los niños y niñas vivan situaciones a través de sus personajes. Las historias les invitan a pensar. Uno de los ámbitos de trabajo que esto implica es la educación emocional, pues entender los cuentos a menudo implica entender los sentimientos y las emociones de los personajes que en ellos intervienen.
Afectividad
La lectura de un cuento a un niño es un momento de expresión de afecto. Obviamente este apartado tiene la máxima relevancia cuando son papá o mamá quienes leen, así como otros familiares cercanos. La lectura del cuento antes de dormir, por ejemplo, se convierte en un mágico ritual que el niño no se querrá perder ninguna noche, y en el que la relación de apego con la persona lectora adquiere una relevancia fundamental.
Así pues, sobran los motivos para celebrar el Día del Libro. ¿Qué cuento tocará hoy?